lunes, 13 de diciembre de 2010

Pequeñas confesiones bastardas

Me encanta la palabra ególatra. No es que me considere yo un ególatra ni nada de eso. Nada que ver. Es la palabra en sí. Tiene una sonoridad que me fascina.
El hecho de que sea esdrújula, supongo, y esa pomposidad de la segunda y la tercera sílaba retumbando en el paladar al pronunciar... ególatra. Me pasaría el día repitiéndolo. Ególatra, ególatra, ególatra...
También me gusta decir Schopenhauer, y no por eso soy Schopenhauer, ¿no?
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Con esta pequeña idiotez doy por inaugurada una nueva etapa en el blog. La verdad que hasta a mí me estaba empezando a aburrir ya la falta de variedad, y supongo que de ahí el hecho de que haya actualizado sólo cinco veces en todo éste año -cinco...- y de que actualización tras actualización haya ido incumpliendo la promesa de volver a cogerlo con ganas.
Así que espero empezar a hacer del blog un lugar más personal, que es lo que debe de ser. Seguiré comentando cosas de actualidad y opinando como hasta ahora, pero más esporádicamente. Osea menos esporádicamente porque espero actualizar más a menudo, pero más esporádicamente porque no siempre que actualice va a ser en ese plan...se entiende, no?
Con el tiempo espero ir subiendo algún relatillo corto -de esos que después de años y años parece que estoy volviendo a escribir- con la única intención de que no os desagrade demasiado. Y nada más, a quien ande por ahí, si es que alguien queda, un saludo y espero que empecemos vernos a menudo por estos lares.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Cosas que pasan

- ¡¡Viva la lucha obrera!! -le dijo el controlador aéreo al parado.